No siempre se puede en esta vida,
tal vez en la otra, no tengo la certeza.
Si las cosas fueran fáciles, no lo sé,
a lo mejor yo ya me hubiera suicidado.
Las cicatrices de mi muñeca me recuerdan
el dolor del alma y como busque calmarlo,
no duele cuando cortas, ni cuando sangras,
duele al saber que has fallado y herido
a los que amas.
Cruel es el destino del condenado,
que las cosas no son como uno lo desea,
los planes se vienen abajo y cala hasta el alma
porque es el esfuerzo que se ha invertido.
Lesión tras lesión, un reclamo en silencio
por aquello que nos hiere.
Aunque seamos buenos también sufrimos
y reclamamos cuando le va bien a los malos.
Protestamos a Dios por nuestro destino
e invocamos a la muerte.
Para que temprano y en silencio
se acerque y nos tome.
Iremos a donde debamos de ir,
al lugar donde el castigo deba pagarse
por el pecado de la libertad.
No siempre se puede, la vida es injusta,
se nos castiga y condena, antes de nacer
sin saber el porqué, pero así es.
No siempre se puede todo en esta vida,
esa es la lección, que debemos aprender.
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