La ciudad se vuelve melancolía
bajo la lluvia que empapa el alma
de los que, de amor han sufrido.
Unas notas tristes
dejan de sonar porque dañan
la sensibilidad de quienes aman
y no quieren recordar.
Bares, prostitutas, alcohol y vicios
que consumen el alma humana
a través de los pecados, que condenan
y alivian a la carne.
El dolor sigue ahí,
no se ira y dolerá como una espina
clavada en los recuerdos,
que se refugian en la bebida.
La música se transforma en gritos
apagados de seres en sufrimiento,
que piden iniciar su tormento,
para así tener la esperanza
de que algún día termine.
Jazz de ciudad,
de dolientes.
Así es el jazz de medianoche...
No hay comentarios:
Publicar un comentario